jueves, 29 de mayo de 2008

QUE PENITA...

Un camión le aplastó la cabeza y sus sesos se desparramaron hasta el otro lado de la pista. Esa fue la primera comisión que cubrí del tipo policial/local. Ya antes había sentido naúseas, pero fue al investigar un caso de narcotráfico, pero esa es otra historia. Esta vez, más que naúseas, sentí pena, también algo parecido al miedo, qué sé yo. La niña venía en su bicicleta llevando una amiguita de pasajero cuando perdió el equilibrió y cayó bajo las pesadas ruedas de un camión. La otra niña tuvo la suerte de caer para el lado de la cuneta, que no era más que una franja de tierra pálida y cascajo. "Siempre atropellan gente en Puente Piedra, la gente no usa los puentes", me dijo el fotógrafo, más curtido en este oficio. Varios perros apelmazados contra el pavimento adornan esa carretera. Vimos al menos cuatro en la ida, pero una cosa es ver un perro de irreconocible raza ya repasado por varias ruedas, y otra ver a una niña aún con su uniforme escolar recostada en una lagunita roja. Parecía que dormía. Aún llevaba su mochilita rosa con motivos de Barbie a la espalda. Llegamos justo en el momento en que los médicos empezaban a revisarla. De pronto uno de los galenos la mueve y la cabeza se abre más. Una sustancia viscosa emergio de esa carita partida en dos. De nuevo las arcadas, la rabia, la impotencia, el asco. Recorde instintivamente cuando partía granadas contra las esquinas de las escaleras en el patio de mi abuela. La fruta se abría en contornos irregulares. La cara de la pequeña se dividió en dos. Una señora recogía en una bolsita los restos de los sesos que salieron desparramados varios metros, como quien pisa un chisguete. Ya los perros husmeaban aquellos manjares poco usuales.

Al poco rato llegó la madre. Vio a su pequeña. 8 ó 10 años, no más. Quiso acercarse. El llanto. Se acercó más, la impotencia. Curvó la espalda, la furia. En cuclillas, el asco. Su propia hija desecha, una masa informe. Amasijo de neuronas, sangre y fluidos multicolores. Se alejó de su propia hija no sabiendo a dónde asirse. Rebotó, como si el vaho de la muerte saliendo despedido de esa cabeza argrietada la hubiera empujado. La rabia, la nada. Mierda, el llanto, mis ganas de llorar. Debí elegir otra carrera.

De regreso. 'Mejor quedaba decapitada', pensé. Sentí pena, asco, cólera. 'El día en que deje de sentir pena empezaré en dejar el periodismo', me impuse hace apenas 3 años. Hoy llegó a mis manos una crónica en que Martin Riepl narra la impresión que le causo la muerte de dos hermanitos en el AA.HH. La Estrella. Los niños murieron carbonizados y sus cuerpos aún seguían abrazados. Hago mios los sentimientos del cronista y recuerdo la comisión de la niña de Puente Piedra. Si ya no siento nada, dejaré la carrera, pensé, repetí, lo hice un cliché.

Hace un par de semanas no estaban los muchachos de locales en la redacción. Bueno, yo voy. Un cuarto quemado en La Victoria, un altillo, dos hermanos, 5 y 3 años. En solo tres años el asco se esfumó y la pena se convirtió en morbo. Me da lo mismo, quiero de una vez regresar al diario, tengo una comisión más tarde y esta no me correspondía. 'A qué hora viene el fiscal?'. Llega el padre, le meto la grabadora, un par de palabras y basta. ¿Pena? La de él, mucha, la mía no se asoma. 'Tanto lo siento señor, haremos lo posible por ayudarlo'. Puro protocolo, no está en mis manos canalizar una donación. Con el otro muerto a tiros por Los Nole serán olvidados este par. Sin embargo, el tema es bueno, da para una nota abridora. Van sacando los cuerpos, también abrazaditos. Los separan. Están duros, como acortonados, pareciera que se van a quebrar. Veo todo, aunque no lo vaya a publicar, tan morboso no soy. Porsicaso, una fotito con el celular para enseñarle a mis amigos abogados en la noche de copas de este sábado. 'Cómo se aburrirán ellos en su oficina', pienso.

'Cuando deje de sentir pena dejaré el periodismo', digo y reviso las fotos en mi celular, las agrando para ver más detalles. Y otra vez siento pena, aún puedo continuar en el oficio, pero siento pena de que ya no me de pena.

martes, 27 de mayo de 2008



'Fujimori no me mira a los ojos'


Por Eduardo Abusada/Foto: José Rojas Fuente Trome

El valiente general Rodolfo Robles denunció la existencia del 'Grupo Colina' en plena dictadura mafiosa y fue perseguido y obligado a exiliarse con su familia en Argentina.
Cuenta que en el juicio ve deprimido y preocupado por su futuro a ex presidente, que Montesinos era un cadete que andaba por las sombras y se avergüenza de haber sido compañero de Hermoza Ríos.


General Robles, ¿qué impresión le dio Fujimori cuando lo conoció por primera vez?
Lo conocí en 1992, cuando era Comandante General de la Tercera Región Militar en Arequipa. Nos estrechamos la mano. Cuando conversamos, era muy retraído. Se notaba que no tenía mucha facilidad de comunicación. Me pareció una persona normal, no tenía idea de que tuviera afanes políticos, más allá del altísimo cargo que había conseguido. Luego lo vi otra vez, el 5 de abril, el mismo día del golpe, cuando tuvimos una reunión de comando.

¿Usted sabía que iba a dar el golpe del 5 de abril?
En la Comandancia General, con el general Hermoza Ríos a la cabeza, se nos explicó que esa noche el Presidente iba a dar una declaración por televisión, donde anunciaría medidas extraordinarias, en vista que la situación era de tal naturaleza, que prácticamente Sendero Luminoso había alcanzado el equilibrio estratégico en Lima. Esa fue la mentira que nos contaron Vladimiro Montesinos y Salazar Monroe, que Sendero prácticamente estaba ganando la guerra. Ahí habló Montesinos, quien hizo toda una exposición donde pintó la idea de que Lima estaba rodeada y pronto iban a dar el zarpazo con una cantidad de atentados incontrolables. Luego nos enteramos que no era así. Más tarde, entró Hermoza Ríos y dijo que el Estado Mayor daba unas recomendaciones que en la noche anunciaría el Presidente, como el cierre del Congreso.

Usted proviene de una familia castrense.
Soy de Trujillo. Mi padre era militar, oficial del Ejército, de Infantería. He tenido dos hermanos en la Escuela Militar, también de Infantería, y otro hermano en la Naval. Además, mis dos hijos también son militares, de Ingienería, como yo. Mi padre fue cambiado a Lima. Nos instalamos en el barrio de Caravelí, en Breña.

Pero ahora, en el juicio, tiene a un rival muy duro en el abogado de Fujimori, César Nakazaki, ¿lo está 'dribleando' bien?
De repente, mentalmente, sí. Hay que darle méritos en que es un abogado hábil. Realmente está defendiendo lo indefendible. Pero sabe utilizar muy bien los sofismas. Sobre todo, es muy insistente y pregunta lo mismo de diferentes formas, para buscar que uno se maree y saltar para indicar que es una contradicción.

Hablando de militares, se comenta que cuando Montesinos era capitán se preocupaba más por su apariencia física, que por su entrenamiento marcial y su casillero estaba lleno de cremas y perfumes.
Yo era instructor en la Escuela Militar de Chorrillos y lo conocí de cadete. Era instructor de su promoción. Él era artillero y yo, instructor de los cadetes de Ingeniería, donde estaba el que fue Espada de Honor. Recuerdo a los mejores, pero, en esa escala, el cadete Montesinos ni aparecía. Siempre andaba por las sombras, se escabullía, era escurridizo. Se notaba que de soldado no tenía nada. A mí me llamó la atención la acusación que le hace el narco Chávez Peñaherrera, 'Vaticano', cuando Montesinos se puso medio raro, cariñoso (contó que el 'Doc' le tocó el miembro viril).

Hablando del juicio a Fujimori donde está de testigo, ¿qué vio en los ojos y el semblante del ex Presidente, luego de no verlo, cara a cara, durante años?
Al principio, yo lo miraba a los ojos, pero él nunca me ha devuelto la mirada. Si lo veo, está dormitando o haciendo otra cosa, agacha la cabeza. Realmente, lo veo como una persona deprimida. Me da la sensación que por ratos, se da cuenta de la gravedad de su situación y, también, hace mucho esfuerzo para hacer creer que tiene un espíritu muy altivo. Es un hombre preocupado por su destino en los próximos años.

Usted saltó a los medios por denunciar al 'Grupo Colina, ¿cómo se enteró de su existencia?
Por la denuncia que hacen los congresistas Henry Pease y Carlos Cuaresma, que unos recicladores les llevaron los huesos de La Cantuta. Se dijo que las Fuerzas Armadas estarían comprometidas y yo empecé a tomar conocimiento por conocidos que tenía en el Servicio de Inteligencia.

¿Por qué tomó la decisión de revelar esto, pues su carrera peligraba?
Comencé a investigar porque yo era el tercero en la línea de mando, no podía ser ajeno. Lo denuncié el 5 de mayo de 1993. Se estaba encubriendo a un grupo de asesinos y le exigí a un compañero que tenía en el Tribunal Militar que sancione, antes que lo haga el fuero civil, para que el mismo Ejército repare eso. Sentí vergüenza de que a toda la institución nos miren como asesinos.

¿Puede probar que Fujimori estaba al tanto del accionar del 'Grupo Colina'?
En primer lugar, este escuadrón fue organizado por el Servicio de Inteligencia Nacional, jefaturado por Montesinos, y la ley dice que el SIN depende directamente del Presidente de la República. Entonces, él tenía que estar enterado. Fujimorí conocía. Además, él los ha condecorado por haber estado en operaciones de inteligencia que eran asesinatos. Por último, cuando hice la denuncia ahí me convencí, porque Fujimori -en lugar de investigar- comenzó a perseguirme y acosar a mi familia.

¿Qué tipo de amenzas recibió?, ¿intentaron matarlo?
Cuando estuve investigando me delataron, y quisieron cambiarme a la OEA. No acepté, me pareció vergonzoso, era como aceptar un precio. Los del 'Grupo Colina' cometieron el gran error de llamarme por teléfono, esa misma noche, para amenazarme. Mi esposa levantó el fono y comenzaron a intimidarme: 'Te vamos a matar cobarde, por qué no te sublevas si eres tan hombre'. Estos son tan brutos, que me llamaron esa misma noche y querían que me levante para aplastarme. Lo pensé, pero ellos estaban preparados para atacar y sólo haría morir a aquellos que creían en mí. Me di cuenta que estaban decididos a todo. Luego me enteré que quien estaba a cargo de vigilarme era Jesús Sosa ('Kerosene'), y ese no entraba en vainas, y también 'Chuqui' (ambos miembros de 'Colina'). Cuando me fui a Argentina, también llegaban hasta allá las amenazas.

¿Creía en Fujimori cuando llegó al poder en el 90'?
Creía que era un Presidente muy interesante. La verdad es que me tragué el cuento del 'chinito buena gente', que se había hecho solo, el que hizo su campaña con su tractorcito. Creía que era un hombre bueno, parecía que hizo todo por su propio esfuerzo. Pero mira, quiso instalar un proyecto de 20 años, una especie de satrapía de carácter oriental.

¿Le avergüenza haber sido compañero de armas de Hermoza Ríos?
(silencio) Sí, la verdad que sí. Y me avergüenzo de ellos, porque son unos ladrones y asesinos.

miércoles, 7 de mayo de 2008

Conversaciones con Eloy Jaúregui

En la foto: El duelo a navaje entre Carita y Tirifilo

"AHORA TE MATAN POR CIEN SOLES"
Por Eduardo Abusada F. Fuente Trome.

El escritor y periodista Eloy Jáuregui nació en Surquillo, pero es chalaco de corazón y ha caminado por zonas bravas. En esta nota analiza cómo ha cambiado la delincuencia.

Eloy, viendo ahora estos enfrentamientos armados entre bandas en el Callao, con fusiles y granadas, ¿crees que ya fueron los tiempos de la chaveta?
Han cambiado los personajes. En un país como el nuestro, con falta de trabajo y niveles de pobreza exagerados, la delincuencia siempre ha existido y existirá. El problema está en que los delitos comunes (robo, asalto, violación, secuestro) han modificado su lenguaje y se han adaptado a nuevos tiempos. Entonces, los heroicos delincuentes 'Carita' y 'Tirifilo', personajes de Ciro Alegría, existen hoy, sólo que están representados con otro tipo de vestimenta y escenografía.

Ese duelo entre 'Carita' y 'Tirifilo' es muy célebre, ¿cómo fue?Fue un duelo que se dio allá por los años 1910 ó 20, cuando se agarraron a chavetazos por las orillas del río Rímac. Ciro Alegría lo narró en su texto 'Duelo de caballeros'. Quizá ya no existe la chaveta, es verdad. Ya no existe el 'verduguillo' o lo que llamaban la 'espada' o la 'lanza'. Digamos que los delincuentes de hoy se han modernizado.Hoy, la delincuencia ha obtenido los valores de la mercadotecnia. Es decir, están en Internet. Las bandas hasta tienen blogs y se comunican chateando. Hay cerca de 50 bandas organizadas en el Callao.

Antes no era usual ver mujeres en bandas, ahora tenemos a 'La Chola Jacinta', una de las principales cabecillas.
¿Por qué crees que las mujeres no pertenecen al erario nacional?, ¿por qué solamente los hombres y no las mujeres tienen que ser bandidos, si todos viven en el mismo callejón y todos fuman 'pay' (pasta), todos bailan, todos están haciendo el amor ahí en los baños? Hasta son más sanguinarias, recuerda que en Sendero Luminoso los líderes más desalmados eran las mujeres. Mira nomás el lenguaje de las señoras de 30 a 45 que van a ver al Boys. Dicen 'te voy a quebrar, te voy a tumbar'. No dicen voy a 'querer', 'amar'.

Tú creciste en Surquillo, histórico barrio de delincuentes como 'Caman Baby' y 'La Gringa'... ¿los chiquillos admiraban a esta gente?
Por supuesto. Una persona que aparece en los medios genera admiración. Además existe la radio 'bemba', o sea, la gente se cuenta las leyendas de su barrio. Yo de chiquillo quería ser como Miguel Loayza, que jugó el Barcelona, y como Mauro Mina, un negro boxeador que 'mataba' a todos sus rivales. Y claro, quería ser también como 'Caman Baby' (asaltante de bancos), quería ser de la banda de 'Los hermanos Candela', es decir, quería ser como los palomillas mayores que yo. Es que eran admirados por el resto y uno se contagia. En el barrio no se habla de filosofía, sino de crímenes, de quién sacó la vuelta a quién. Y uno, con 10 ó 12 años, absorbe todo eso.

Lo que sí hay mucho ahora son los sicarios, ¿cómo era antes?
Esto que ahora se llama 'sicariato' es como un doctorado, y se ha abaratado. Tienes solamente 3 tarifas: quieres que lo rompa, lo quiebre o que lo tumbe, una vaina así. Tumbar ya es matar, es darle en la cabeza. Quebrarlo es darle en la rodilla; y el otro que no sé bien cómo se llama es dejarlo paralítico. Así por 50, 100 y 200 soles, puedes hacer con la vida de alguien lo que tú quieras.

¿Qué me dices de 'Tatán'?, ¿es cierto que era un delincuente con estilo y elegancia?
'Tatán' es un mito mediático. No es tanto, yo conozco su barrio, la calle Mercedarias, Las Carrozas (Barrios Altos). Conozco a las familias que están ahí, a los Bazalar, a los Cruzados y no digo que ellos sean iguales. Pasando la Buena Muerte, para arriba comienza otro universo limeño. 'Tatán' era un ratero de poca monta que hizo de la cárcel un tipo de educación sentimental. Cuando cayó por primera vez se dio cuenta que los medios de comunicación de esa época, 'La Tercera', 'La Crónica', 'La Prensa', 'Última Hora', lo querían. Se dio cuenta que era tan bueno como Rómulo Varillas, el cantante de aquella época. Los gobernantes lo querían, porque 'Tatán' era también una campaña psicosocial que hacía olvidar otras cosas. Se lucía en las audiencias, era el Brad Pitt de Palacio de Justicia. Ni sabía mecharse, porque viene 'La China' Peralta y lo baja en un ratito en el penal. Era uno de esos que te meten fierro por detrás.

¿Y has conocido a un delincuente que respete todos los códigos del hampa?
Pero por supuesto, el famoso 'Gavilán' Cortés, que era nuestro guachimán en el diario 'La República'. Era el guardaespaldas del director, Guillermo Thorndike y, además, fue lugarteniente de 'Tatán'. Él, cuando salió de la cárcel, contó la verdadera historia de 'Tatán', que desmentía todo. Terminó trabajando conmigo de periodista. Era un choro plantado, pero ya por la edad. Era un moreno criollo. Thorndike también lo llevó de guardaespaldas cuando fundamos el diario 'Página Libre' porque estaba Sendero que quería 'voltearnos'. 'Gavilán', la verdad, era un hijo de p..., porque también partía, cortaba y todo. Nos quedábamos tomando ron de un día para el otro, y me contaba la vida del penal y todos los choros. Era toda una cátedra de obediencia al código.

'Gavilán' mata a 'La China', quien asesinó a 'Tatán', porque este mató a su marido prendiéndole fuego en su celda, ¿pero es cierto que el mismo 'Gavilán' tuvo que agarrarla entre varios?
'Gavilan' sí mató a 'La China'. Esta era un gay muy escurridizo y parecía un pejerrey, se te iba de las manos. Obviamente, le hicieron toda una celada. Era un travesti que era todo un estilista del cuchillo, un malabarista de la chaveta. Era 'faite', pero de media monta. La verdad es que para ser homosexual ahí en el penal, había que ser muy macho, y se bajó a 'Tatan' ella sola a cuchillo.

¿Crees que el 'choro' llega a 'plantarse'?
No creo, el choro siempre va a ser choro, nunca se planta. No se puede ser tres cosas en el Perú: ex aprista, ex hincha de la 'U' y ex choro.

¿Antes era más fácil caminar por el Callao?
Ahora te cuadran en Sáenz Peña, en La Perla y en cualquier lado. Antes era más focalizado. La Unidad Modelo, Corongo y Chacarita también eran de cuidado. Loreto y Castilla eran sitios habitables. Yo vivía en Apurímac, tenía una novia en la cuadra 4, y uno podía caminar con normalidad por Loreto y Castilla. Claro, había unos forajidos, pero tú sabías quiénes eran. Ahora pasa cualquiera en su moto y 'pum pum', te tumban. Había una cevichería 'Cherres' en Vigil, donde se juntaban los mejores exponentes de la salsa, pero ahora ni un taxista quiere entrar por ahí.

¿Te han asaltado alguna vez en el Callao?
No, nunca. Pero sí he estado metido en cosas picantes, pero voy con gente que conoce. Como periodista he logrado ingresar a lugares fuertes. Fíjate que hace poco, nomás, me han correteado tres tipos en la avenida Basadre, en San Isidro. Zafé corriendo, recordé que era famoso en cien metros planos, hacía 11 y tantos segundos.