¿Quiénes eran las personas a las que llamaba el espía Ponce Feijóo? Acá algunas pistas, que darían indicios de la estrecha relación del chuponeador con oficiales y altos mandos de inteligencia de la Marina en actividad en ese momento.
Mientras Crousillat sigue más inhallable que la mamá de Marco, y Aurelio Pastor debe andar con un cojín atado a sus posaderas, al mejor estilo de la Chilindrina, del tremendo zapatazo con que García lo despidió del gabinete (¡genial portada de Perú21 hoy! Ya era hora), la variopinta agenda telefónica de Manuel Elías Chito Ponce Feijóo pretende pasar desapercibida. De puro maniático nomás, atando cabos, he logrado descifrar ―no en un 100% de seguridad, pero sí bastante cerca― algunos de los teléfonos con que se comunicó el chuponeador, sobretodo, de los nombres “caletas”, que resultan ser oficiales de la especialidad de inteligencia de la Marina de Guerra, que cuando recibieron las llamadas de Ponce estaban en actividad. De hecho, algunos aún lo están.
Mientras Crousillat sigue más inhallable que la mamá de Marco, y Aurelio Pastor debe andar con un cojín atado a sus posaderas, al mejor estilo de la Chilindrina, del tremendo zapatazo con que García lo despidió del gabinete (¡genial portada de Perú21 hoy! Ya era hora), la variopinta agenda telefónica de Manuel Elías Chito Ponce Feijóo pretende pasar desapercibida. De puro maniático nomás, atando cabos, he logrado descifrar ―no en un 100% de seguridad, pero sí bastante cerca― algunos de los teléfonos con que se comunicó el chuponeador, sobretodo, de los nombres “caletas”, que resultan ser oficiales de la especialidad de inteligencia de la Marina de Guerra, que cuando recibieron las llamadas de Ponce estaban en actividad. De hecho, algunos aún lo están.
¿Qué tratos podrían tener con el espía de BTR? Nadie es culpable de recibir una llamada y figurar en la agenda del chip de Ponce (como figura en el barrido que ya se hizo público), pero cuando el río suena, es porque piedras trae. A todos nos protege la presunción de inocencia, como así debe ser, y para que continúe así, la próxima que Ponce los quiera saludar por su cumpleaños, invitar unas chelas, o quedar para jugarse una pichanguita los domingos (y ojo que no digo para negociar alguna información clasificada o realizar espionaje industrial), sería bueno que le pidan al chuponeador que utilice el ‘cono del silencio’ del célebre agente 86, temible operario del recontra espionaje. En el ajedrez de inteligencia, contrainteligencia y recontrasuperarchiinteligencia (ésta es de broma ah), nadie sabe para quién espía, es decir, que el chuponeador puede acabar chuponeado.
Y sin más preámbulos, los nominados al Oscar de mejor amigo de Maxwell Smart, perdón, de Ponce Feijóo que figuran en su agenda y a quienes llamó, serían, al parecer:
1.- Pedro García, que es uno de los nombres que figura en la agenda. Dudo que se trate de Pedrito García, el habilidoso volante del San Martín. Me inclino más a pensar que sería Pedro García Llaque, contralmirante y actual Director de Inteligencia Naval (DINTEMAR).
2.- Otro nombre que figura en la agenda del chuponeador es “Juan Quezada”. Sin adivinar mucho, tan sólo basándose en lo obvio: en el nombre y apellido, como en casi todos los consignados en la lista; este parece ser el Capitán de Navío Juan Carlos Quezada Chiarella. Mejor conocido en su institución como el ‘queso’ Quezada. Fue Subdirector de Inteligencia Naval (DINTEMAR) en el año 2007 cuando la crisis de fuga de información de inteligencia naval (MARTE-DINTEMAR). Constan tres números telefónicos correspondientes a este nombre en el chip de Ponce.
3.- También varias chapas figuran en la agenda mágica. Una de ellas es ‘Ñeco’. Desde luego, resulta por demás ligero adjudicar a una persona en específico la correspondencia con este chaplín. Sólo se puede decir que este es el conocido sobrenombre del vicealmirante Manuel Arriarán Medina, ex jefe de inteligencia naval de Montesinos y Antonio Ibárcena, entre 1996 y el año 2000. Qué tales joyitas de amigos. Léase bien: Ñeco, no Ñoco.
4.- Alberto Fuster Granthon es otro de los nombres que dio el barrido del chip de Ponce. Al parecer sería un Capitán de Navío retirado y, en su momento, asesor de inteligencia “ad honorem” (o sea, por amor al arte nomás, el sutil arte de la inteligencia) del Ministerio del Interior durante la gestión de Pilar Mazzetti y el viceministro Dardo López Dolz.
5.- Julio Abel Raygada García es otro en el directorio de Ponce. Sin duda, es la vedette de la lista. Si fuese el nombre verdadero, correspondería al contralmirante, ex jefe de inteligencia naval entre 1987 y 1989; y ex jefe del CNI y la DINI entre el 2004 y el 2006. El 8 de enero de 2009, a las nueve horas de la mañana, Ponce se habría comunicado con este número y sostiene una larga conversación, muy poco antes de su captura por la DIRANDRO. ¿De qué tanto hablaron? ¿Le habrá contado la última película de Misión imposible, o tal vez, El agente 007 contra el Dr. No?
6.- Luis Horrutiner, es otro de los nombres de personas “caletas” que salen en la agenda de Ponce. Parece corresponder al capitán de fragata, ex miembro del CNI y actual alto funcionario de la Dirección de Inteligencia, DINI, que ¡oh coincidencia!, tiene el mismo nombre de Luis Horrutiner.
Esto es sólo una parte, y a todo esto, hay un dato que alguien me ha hecho notar. Parece paradójico que durante el año 2007, un analista de la DINI fuera despedido y denunciado por supuesto delito de “espionaje” ante el fuero común, y que se encuentre ad portas de ser absuelto por falta de pruebas, cuando ya serían de acceso de medios de prensa, diversas Notas del frente interno y frente externo del ex CNI y de la dirección de información de la DINI. Es decir, que los documentos “secretos”, son más públicos que los matrimonios de Liz Taylor y Zsa Zsa Gabor. Algo así como el secreto del cebiche, cada quien tiene el suyo y lo cuenta a medio mundo diciendo que es secreto. ¿Si todo mundo lo sabe sigue siendo secreto?
A fin de cuentas, entiendo que el escándalo vende, y que los temas que están en medios de prensa tienen una vida muy corta o un plazo perentorio que acaba con el próximo escándalo, como lo explica la teoría de la “agenda setting” (asuu, fui un alumno aplicado pese a algunos escandalillos universitarios de poca monta). Alguna vez me explico el amable y talentoso ex joven turco del periodismo (si no me equivoco), Federico Salazar, en un cursillo, que en prensa lo interesante desplaza a lo importante, y no recuerdo quién me dijo que lo urgente desplaza a lo necesario.
Sin embargo, el caso de Ponce no debe ser un escandalete más, y “superado el impase”, como encanta decir a los políticos, a otra cosa mariposa. Ponce es la punta del iceberg de toda una red de espionaje industrial que estaría orquestado por la inteligencia de la Marina. Lo refiere Gustavo Gorriti en un artículo en que dice: “El grupo hasta ahora descubierto, que llevó a cabo las acciones de espionaje industrial no solo debe considerarse como marino, que lo es en rigor. En mayor medida es un producto del SIN de Montesinos y su vigencia representa su continuación”. Recomiendo leer todo su artículo aquí: http://www.revistaideele.com/node/369. (Se llama “De la salita del SIN a la suite de Canaán”)
No resulta acaso sintomático que la mayor parte de los nombres de la agenda de Ponce parecen corresponder a especialistas de inteligencia de la Marina. En realidad, no hay nada nuevo acá, es más de lo mismo. Tenemos una montaña tan cerca de nuestras narices, que se nos dificulta ver. Como cuando pones un dedo entre tus cejas. Está ahí, pero la falta de profundidad de la visión del ojo a esa distancia dificulta el enfoque. Por eso, debiéramos investigar a más profundidad para ver lo obvio. No hace falta la espada de Leóno para ver más allá de lo evidente, sólo levantar la piedra adecuada.