jueves, 10 de abril de 2008

MATANZA EN EL SEXTO


Tomado del diario Trome.

Matanza en 'El Sexto'
Por: Eduardo Abusada
Los Chalacos y Los Limeños se enfrentaron con cuchillos, lanzas y bombas molotov. Foto del 'Jirón de la Unión en El Sexto'. En el tercer piso se desató la carnicería.

El desaparecido Centro Penitenciario 'El Sexto' se ubicaba entre las avenidas Alfonso Ugarte y Bolivia, en pleno centro de Lima. En 1938 albergó al escritor José María Arguedas, a quien la brutal experiencia lo llevó a escribir la desgarradora novela, precisamente, 'El Sexto'. En el verano de 1981, el presidio tenía mil 115 internos en sus tres pisos, cuando su capacidad real era solo para 300. El hacinamiento hacía inevitable los roces entre los reclusos de las dos bandas que 'batuteaban' el penal: 'Los limeños' y 'Los chalacos'.

Los narcotraficantes conformaban una nueva 'élite' entre los reos. Pagaban 'protección' a avezados delincuentes, así como a los propios Guardias Republicanos (GR). Unos de ellos era Guillermo Cárdenas Dávila, el tristemente célebre 'Mosca loca', pintoresco traficante que, al momento de su detención, tuvo el desparpajo de hacerle un ofrecimiento al entonces presidente Fernando Belaunde: 'Si me dejan operar en la selva, pago la deuda externa del país'.

Lima versus Callao

El entonces ministro de Justicia, Felipe Osterling, tuvo que escribir un libro para exorcizar el horror que le produjo ser testigo de excepción de lo que se vivió aquel 'Miércoles de ceniza' de 1981 en 'El Sexto'. "...pugnaban dos bandas rivales, una capitaneada por Octavio 'Patón' Ramos (de 'Los limeños') y la otra por David 'Cholo' Coropuna y Eduardo 'Ojo de vidrio' Acosta (de 'Los chalacos'). Los choques armados entre ambas bandas -a fines de 1980- obligaron a trasladar a una de ellas, compuesta de 23 individuos (la mayoría del Callao), a Lurigancho. Allí sembraron el caos y el terror con tal intensidad, que los internos exigieron airadamente su evacuación, amenazando con medidas de fuerza colectiva", escribió en su libro 'En justicia'.

Efectivamente, el 'Cholo' Coropuna instaló un sistema de cupos llamado la 'deuda de afuera'. Los chalacos exigían que los familiares de los internos 'mansos' paguen un cupo en dinero a gente de su confianza que estaba libre y que ellos les indicaban. Si no cumplían, los 'chalacos' harían vivir un 'verdadero infierno' al familiar preso. Las agresiones por no pagar, podían llegar a la muerte 'por accidentes' o 'suicidios sospechosos'.

La noche de los cuchillos largos

El presidio era una 'bomba de tiempo'. Se descubrió un túnel de 100 metros en el penal de Lurigancho, por donde planeaban fugar gran número de internos. La situación se puso color de hormiga y la autoridad penitenciaria decidió llevar a 'Los chalacos' de Lurigancho a 'El Sexto'; medida que resultaba peor que intentar apagar un incendio con gasolina.

La mañana de aquel infausto miércoles 4 de marzo, los reos comentaban el fracaso de la fuga en Lurigancho, mientras hacían cola para el rancho. 'Tololo', 'Pitoto' y 'Loco lindo' se lamentaban. Pensaban que por la tensa situación en Lurigancho, la Republicana iba a trasladar su personal de 'El Sexto' a Lurigancho, lo que era una gran ocasión para armar un motín e intentar una fuga. Sin embargo, los uniformados se mantuvieron en el penal de Alfonso Ugarte. 'Los limeños han dado el soplo a la Republicana', era el comentario enardecido entre los porteños. Los capitalinos opinaban lo mismo de los chalacos.

Faltaba una chispa para incendiar la pradera. En el patio, un 'limeño' apagó su cigarro en la espalda de un chalaco. Tiros al aire de la policía apaciguaron los ánimos. Solo unas horas. Al retirarse, los porteños lanzaron una amenaza: '¡Preparen su mortaja!' Sonó como una predicción.
Alrededor de las 2 de la tarde, Víctor Machado, de Barrios Altos, fue apuñalado. Arreciaron las rencillas y comenzaron a relucir las chavetas envueltas en trapos. Los limeños escupieron en las ollas de los chalacos. La Guardia Republicana nuevamente intervino y auxilió al limeño herido, pero no pudieron aplacar la ira de su líder, Octavio Ramos, 'Patón'. Media hora más tarde, el delincuente y dos de sus hombres fueron en busca de un 'paquetero' del Callao, Walter Paulet, 'Angelito'. Blandió su cuchillo en venganza y le hizo cuatro cortes en la cara y el pecho. 'Patón' pensó que la vendetta estaba saldada.

Los compañeros de 'Angelito' y los guardias quisieron auxiliarlo, pero una turba enajenada de limeños lo impidió para que muriera desangrado. El 'Cholo' Coropuna, ciego de ira, reunió a sus huestes. Era un 'faite' temido que cayó por acribillar de 12 tiros a un alférez en Chorrillos. Junto a él se encontraba el feroz 'Ojo de vidrio', tuerto que se sacaba el ojo falso y se lo volvía a poner para despistar a la policía.

Sacaron sus armas de los escondites: chavetas, lanzas fabricadas con los catres, revólveres que pasaban por los techos, verduguillos embarrados con excrementos para provocar gangrena. Cerca de las 6 de la tarde, los compinches del finado 'Angelito', para vengarlo, lograron subir al tercer piso del Pabellón A, donde había más de 500 reclusos. Acorralaron a tres limeños en sus celdas y les echaron candado. Les rociaron kerosene y les prendieron fuego. Envueltos en llamas, en su desesperación, consiguieron romper el candado, pero esos cuerpos ardientes fueron atravesados como si fueran anticuchos.

'Olía a carne quemada'Osterling nunca olvidará lo que sintió al llegar al penal. "Por algunas ventanas de las celdas, salían columnas de humo. Están quemando colchones, pensamos todos. de pronto, el viento cambió y nos trajo un olor desconocido, penetrante, alucinante, ¡es carne humana, se están achicharrando!"

A las 7:30 de la noche ya la guerra estaba declarada en todo 'El Sexto'. Cerca de 200 presos intervinieron en la gresca. La policía se aprestaba a intervenir, pero el 'Cholo' Coropuna y 'Ojo de vidrio' provocaron un cortocircuito. Las tinieblas se apoderaron del pabellón y solo se escuchaban disparos, gritos de horror y el sonido del metal de las navajas y lanzas chocando entre sí. Muchos reclusos ajenos a los bandos en pugna, aprovecharon el caos para cobrarse viejas revanchas. Algunos enloquecidos llegaron hasta la lujosa celda de 'Mosca loca' para asesinarlo y saquear sus artefactos eléctricos, pero huyeron al ver que seis guardias protegían la puerta y lanzaron ráfagas de metralleta al aire. 'Ojo de vidrio' batalló como un demente, los 'limeños' se batieron en retirada y se encerraron en cuatro celdas del tercer piso. Craso error.
'Los chalacos' fueron a la celda de Juan Ríos, 'Huesito', un interno regenerado que se dedicaba a la artesanía y lo mataron, solo para quitarle el kerosene y thinner que utilizaba en sus trabajos. Improvisaron bombas molotov y las arrojaron en las celdas de los limeños. Las llamas se avivaron rápidamente con las frazadas y colchones. Impertérritos, los 'chalacos' miraban cómo 27 de sus enemigos, se quemaban vivos pidiendo piedad.

A las 9 de la noche, la orgía sangrienta había llegado a su fin. El 'Cholo' Coropuna, astutamente, se infligió cortes para que lo lleven a un hospital y poder fugar, pero fue reconocido. A las 5 de la madrugada, 'Los chalacos' descubrieron al faite limeño 'Patón', que estaba escondido en 'La Rotonda'. Lo apuñalaron sin piedad. La venganza estaba consumada. A la mañana siguiente, un atrincherado 'Ojo de vidrio' depuso las armas y, personalmente, le entregó su revólver al director de 'El Sexto'.

Tardó varios días reconocer los cuerpos. De los 31 muertos, 29 fallecieron achicharrados y asfixiados. Decenas quedaron heridos a chavetazos. Aunque 'El Sexto' fue clausurado años después, el hacinamiento y las bandas persisten en los penales. La historia puede repetirse.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

hola, me gustaria saber de que fecha es esta publicacion por favor y si tienes mas datos sobre esta noticia. gracias por adelantado
atte: mayuminao@hotmail.com

Anónimo dijo...

olap kisiera saber mas acerka de ojo de vidrio gracias :D skribanme a litus_forever@hotmail.com