Todos los periodista siempre queremos una primicia. Tener egoístamente el dulce sabor de conocer lo que los otros no saben. Hace algunas semanas disfruté ese placer. Ya me iba de la redacción cuando me anunciaron que vaya a la Maison de Santé, que Micky Rospigliosi estaba internado por un cáncer. No pertenezo al área de deportes, pero era una historia que no podía dejar de lado. Me dio algo de pena, es cierto, pero seguía siendo "gran noticia". Corroborada y publicada en portada la información, vuelvo nuevamente, semanas después, en busca de Micky. La verdad, la noticia cedió paso al ser humano. No encontré a un hombre con el cual vender titulares a costa de su enfermedad, sino a un hombre que tal vez cometíó muchos errores en su vida, pero que de cara con la muerte supo enfrentarse a ella y mostrarme su lado más humano. Micky pone un disco de Beny Moré, intenta unos pasos de baile con las enfermeras y nos hace matar de risa, y de paso convencernos de que el 'gordo' tiene cuerda para rato.
Hola Micky, ¿cómo estás?
Mucho mejor. Creo que ya superé la parte crítica y poco a poco estoy mejorando.
Hablemos de ti. Empezaste muy jovencito...Sí, claro, a los 12 años. Acá (muestra una foto con su padre Pocho, siendo niño) nos íbamos a un sorteo de Copa Libertadores. Creo que ahí tenía 14 años. Yo, la verdad, no tuve un primer inicio. Como era hijo del jefe, entonces iba cuando quería y siempre quería ir.
¿Ya desde esa edad tenías definido que querías ser periodista deportivo?
Me gustaba la comunicación. Me molesta cuando me dicen periodista deportivo, que lo soy. Pero lo que no me gusta es que me encasillen en eso. Me gusta transmitir tanto una carrera de caballos, como un debate político. Contarle al mundo lo que pasa, es lo que me agrada.
¿Cuál te gustó más, tú época en la radio o en televisión?
La radio. Ahí soy más yo. En la televisión tengo que ponerme terno, maquillaje, sonreír y decir 'amigos televidentes, muy buenos días tengan todos ustedes', y hacía 24 horas que había enterrado a mi padre. No eran 'buenos días' para mí, pues.
¿Qué consejos te dio tu padre como periodista?
En el oficio lo que más me enseñó fue trabajo, trabajo y más trabajo. Yo me quedé creo en la segunda parte, mi padre iba hasta la tercera con un esfuerzo sobrehumano que le brotaba naturalmente. Y como padre, doy las gracias a Dios de haberme dado el papá que me dio.
¿Era renegón el gran Pocho, te jalaba las orejas de vez en cuando?
No, nunca me puso un dedo a mí ni a mis hermanos. Él almorzaba con sus periódicos a la izquierda. Ponte, le daba alguna noticia 'papá no pude hacer esto.', y solo decía 'ah, ya' y seguía almorzando y ojeando los periódicos mientras escuchaba lo que hablábamos. Luego se paraba a hacer su siesta, enrollaba sus periódicos, y pasaba por el lado del hijo que había hecho algo mal, y ¡zas! te daba con los periódicos en la cabeza. (ríe).
¿Has pensado mucho en él estos días?
Bastante, bastante. Tengo un diálogo con él, muy a nuestro estilo. A cada rato veo pasar a mi mamá (falleció hace dos años) y pregunto por ella. Debe ser que en estos momentos de descanso profundo, hay una etapa del sueño donde realmente el cerebro está desconectado y piensa libremente en lo que desee, y entonces pienso en mi madre y padre. Cuando empiezo a despertar me parece haber visto a mis padres, y pregunto por ellos.
¿Ha venido mucha gente a visitarte, amigos que no veías hace mil años?
Ufff, en la Maison de Santé parecía la procesión del 'Señor de los Milagros', qué bárbaro. Los hermanos del Señor también me visitaron y me trajeron flores.
¿Cómo tomas la noticia de tu enfermedad en un primer momento?
Las primeras 48 horas, luego del informe de los médicos, fueron de vacío mental, me quedé impactado. Uno ha visto películas, pues cuando a uno le comunican que tiene cáncer, que tiene tantos meses de vida, y ves al actor que se agarra la cabeza y hace un melodrama. Yo decía 'bueno, ya pues, estás con cáncer'; pero cuando te toca a ti es distinto. En esas 48 horas pasó una película por mi cabeza. Pensé en qué hecho, qué no he hecho, quién se portó mal conmigo para perdonar, aunque no soy Dios, pero perdonar el hecho. Hice mi lista, que era mucho más larga, de a quiénes había molestado y jodido yo y que me hubiese gustado pedirles perdón.
¿Se puede saber quiénes?
Todo mundo lo sabe: Burga, Delfino, un par por ahí.
Te dieron en realidad pocas esperanzas, te caíste al inicio, pero decidiste luchar, ¿en qué momento y por qué?
Cuando llegué aquí a Neoplásicas bajé de la ambulancia. Estaba en camilla mirando al cielo y vi tremendo edificio, pero tremendo edificio, y seguí avanzando y me paraba la gente. Me paró un muchacho que es técnico de los que cargan enfermos, camillas, me agarró del brazo y me dijo: 'señor Micky, usted va a salir de acá rápido. Yo he visto más casos de enfermos que muchos doctores'. En el ascensor las chicas me decían 'mi papá es hincha suyo'. Y eso me iba subiendo el ego. Ese ego que me hizo mal en mi vida privada, el idolatrarte y sentirte intocable. Y cuando te crees intocable, ahí tienes, ¡pam, mierda, cáncer! Esa es la verdad de la vida, nadie es intocable. Ya tengo 43 años, y en ese momento dije: 'sí voy a salir adelante'.
¿Qué es lo primero que vas a hacer al salir de acá?
Voy a pedirle a Adriana Zubiate, y a la señora Ivonne Fraysinett, que creo tuvo un problema parecido, y voy a solicitar a cuanto personaje artístico que haya pasado por esto, venir acá con nuestros carteles para hacer una campaña para que no toquen bocina, no griten. Tú estás allá en tu carro fastidiado porque hay calor, y acá hay gente fastidiada porque le quedan pocas horas de vida.
¿En tu lista qué cosas te faltaban hacer en la vida, quizás ver crecer a tu hijo?
Lógico. En lo personal quería ver crecer a mi hijo. Uno se casa con la idea de formar un hogar. Yo lo hice y por 'equis' circunstancias no se pudo continuar. Él estuvo acá el fin de semana. Ufff, todas las tías y amigos que se encontraban dentro del cuarto se pusieron a llorar. Nos vimos y en diez segundos, mirándonos, sin palabras, nos hemos dicho todo. Vino corriendo y me abrazó, y así nos quedamos varios minutos y me decía al oído, papá te quiero mucho, yo también le decía que lo quiero.
Y hablando un poco del tema de moda, ¿qué piensas de la pena de cárcel que la han impuesto a Magaly Medina?
Para mí es un tema difícil de tratar. En este país se apoyan en el hígado para decir si algo está bien o mal. Creo que cometió algunos excesos que la han llevado a que tenga mucha gente que esté de acuerdo con esto.
¿Tú crees que Paolo salió el sábado en la madrugada o no?
Mira, lo único que yo sé es que después del partido con Brasil, pero ojo que después, a las 4 de la mañana más o menos, unos sobrinos míos me dijeron que lo habían visto en una de estas discotecas de Larcomar. Pero esto fue después del partido con Brasil.
Y para hablar de política, ¿qué opinas de este escándalo de los 'petroaudios'?
Si a Magaly le han dado 5 meses, a estos tipos deberían darle 50 mil años. Así de fácil.
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