lunes, 21 de enero de 2008

Bobby Fisher


Volvemos a postear luego de un fin de semana sin producción. Como no tenemos nada que decir ni tiempo para escribi y muchos menos ganas, porque no nos pagan por hacer esta porquería de blog, acá les copiamos el Búho del domingo, donde habla del gran Bobby Fisher, recientemente desaparecido. Un maestro tan genial como polémico. El mismo Julio Granda contó que uno de los motivos por los que se inició al ajedrez fue gracias a la histórica partida entre Fisher y el ruso Boris Spassky. También les pasamos el link de una entrevista que dio Granda donde cuenta cómo tuvo una "revelación" divina en su querida Camaná. Ahí donde jugaba pelota con los hermanos Valencia, y según cuenta la pisaba mejor que Marco Antonio 'Bam Bam' Valencia, el recordado 'Kayser' blanquiazul. Además, Granda relata parte del turbulento romance que tuvo con la Pólgar, la ajedrecista húngara más grande de todos los tiempos. Algo parecido a lo que le pasó el Emilio Córdova, el atorrantito ese que se templó de la garota y se cambió el look de nerd por el de chichero.
Murió un genio (Por el Búho, Vía Trome)

La muerte de Bobby Fischer, el genial ajedrecista norteamericano, ocurrió muy lejos del país que lo vio nacer. En la fría Islandia, olvidado y hasta perseguido por el gobierno estadounidense. Sin embargo, en 1972, ese mismo hombre al que el FBI perseguía fue el más soboneado y alabado por su gobierno. En 1972, justamente en la ciudad de Reykjavík, la capital de Islandia, tuvo lugar la que se llamó 'La partida del siglo'. El campeón mundial de ajedrez, el cerebral Boris Spassky, defendía su título mundial ante Robert James Fischer. El llamado 'niño terrible' de Chicago. A los 15 años ya era Gran Maestro Internacional. Pese a esos lauros, el excéntrico norteamericano no era el favorito. Lo alucinante es que la televisión mundial, incluido el Perú, transmitió la partida y todas las tardes la gente alucinaba cómo los ajedrecistas hacían una jugada y el otro se demoraba una eternidad.

Pero el interés también era político. La 'guerra fría' estaba en su apogeo. Los americanos nunca habían tenido un campeón mundial de ajedrez. La primera partida la ganó el ruso brillantemente y parecía que vencería fácilmente, pues en la segunda, el extraño Fischer no se presentó y perdió. Pero en la tercera venció el estadounidense y en la cuarta hizo tablas. De allí, en adelante, fue una locomotora que arrasó al ruso en 21 partidas. Para humillarlo, lo dejó en jaque y se fue a dormir a su hotel. A Fischer lo despertaron para comunicarle que era el nuevo campeón mundial. Después de los centenares de homenajes no jugó partida oficial alguna en ningún campeonato. Pedía cosas extravagantes como ¡¡200 guardaespaldas!!, o que no hubiese entre el público algún judío, pese a que su madre lo era. Cuando reglamentariamente debía enfrentarse al ruso Anatoly Karpov, exigió algo imposible y fue despojado del título. Desde 1975 su paradero fue un misterio, hasta setiembre de 1992. Reapareció en Yugoslavia, donde el gobierno serbio de ese país masacraba a miles de bosnios. Allí Fischer anunció que jugaría en ese país condenado por la ONU, 'la revancha del siglo veinte años después'. Ganó, pero al escupir en vivo y en directo un documento del gobierno norteamericano, fue denunciado y condenado en ausencia. De allí nunca más pudo pisar su país, logró asilo y la ciudadanía islandesa. Con todas sus locuras, excentricidades y prejuicios, un verdadero genio. Apago el televisor
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Entrevista con Granda Aquí

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